"Tiempos Modernos" es un largometraje de 1936 dirigido, escrito y protagonizado por el célebre actor Charles Chaplin. La película constituye un retrato de las condiciones desesperadas de empleo que la clase obrera tuvo que soportar en la época de la Gran Depresión, condiciones promovidas, en la visión dada por la película, por la eficiencia de la industralización y la producción en cadena.
Es una gran crítica a la cultura de las máquinas y la tecnología. Esta película puede ser perfectamente un documental de la época de la depresión que se está viviendo en los Estados Unidos. “...la economía capitalista mundial pareció derrumbarse en el período de entreguerras y nadie sabía como podría recuperarse...” (Hobsbawm, 1997).
La película comienza con una escena que se hace una comparación de un rebaño de ovejas con la gran masa de gente camino a la fábrica, esos obreros que conocemos como proletariado. Era una época difícil para muchos que tenían un trabajo como el de nuestro personaje principal.
Aparece nuestro querido Charlot, el cual representa a un obrero que lo único que sabe hacer en esta fábrica es dar un giro a las tuercas que se le ponen el frente con el ya conocido sistema de producción en cadena. ¿A qué hemos llegado? ¿Ese es todo su trabajo? ¿Más de ocho horas diarias dándole giro a unas tuercas?
Pareciera ser que las máquinas siguen y siguen reemplazando a los humanos. Esto queda claro cuando llega el “vendedor mecánico” ofreciéndole al dueño de la fábrica para poder alimentar a sus obreros mientras trabajan. “..Adelántese a su competidor”. Ahora pareciera ser que lo principal es ganarle a competencia, obviamente que a cuestas de los obreros. Esta máquina resulta un desastre absoluto... y una desgracia para nuestro antihéroe. El jefe decide no comprar la máquina, porque “no es práctica”. No importa el daño causado a nuestro personaje principal, no importa que haya sido un desastre: lo que de veras importa es que no es práctica, no es útil para la empresa porque no ayuda a la producción.
Una escena que yo quisiera destacar es cuando Charlot sale del hospital tras haber sufrido un ataque nervioso en la fábrica. Se vuelve loco. Es de esperarse (como en otras películas de Chaplin) que de la nada lo lleven arrestado una serie de policías, pero ahora tras haber sido confundido con el líder de una protesta que llevaban a cabo los denominados “comunistas” (se les denominaba comunistas a cualquiera que hiciera manifestaciones del las que la película muestra. Es más, en los EE.UU. por mucho tiempo “comunista” era un insulto). “La que hizo aún más dramática la situación fue que los sistemas públicos de seguridad social (incluido el subsidio de desempleo) no existían” (Hobsbawm, 1997). Por eso que todos parecían sufrir el hecho de ser despedido. Obvio, si había que empezar todo de cero, y al momento de perder tu empleo no tenías un apoyo financiero de subsidio. Tampoco de salud si enfermabas o tenías un accidente en le trabajo.
Charlot se niega a dejar su “cómoda celda” porque sabe lo que le espera en le mundo exterior: el mismo estrés al que estuvo sometido, el desempleo y los malos trabajos que estaban disponibles, además de ya todas las desgracias que perecen seguirlo dondequiera que vaya.
En cuanto a las partes en la cual las máquinas se “tragan” a los personajes (a Charlot al comienzo y al mecánico en le desarrollo). Las máquinas ya pareciera no bastarles con reemplazar a los trabajadores, ahora se los “comen”, física y mentalmente: Física puesto que es un trabajo agotador y tedioso. Mentalmente porque vimos lo que le ocurrió a nuestro antihéroe al comienzo: Sufrió un ataque de nervios y tuvo que irse al hospital por ello, y de paso, perdiendo su trabajo.
En cuanto la muchacha de la película, quisiera decir que ella es la fiel representación de un estereotipo de “vagabunda”, que “se niega a pasar hambre”, tal como lo dice la película. De padre desempleado, ella ha de encargarse de sus dos hermanas pequeñas, y ha de robar para conseguir comida, que esto parece ser la única opción, puesto que trabajo para las mujeres era algo impensable (pero en plena revolución industrial fue muy común en muchos casos, cuando se contrataban mujeres, niños, ancianos, sin importar las condiciones todos trabajaban por igual). Ella al final de la película encuentra una escapatoria la marginalidad por el estrellato que consigue bailando en un café.
Para concluir, la película quisiera decir que la depresión que viven estos personajes, no es tan sólo la depresión económica: es ya una depresión emocional. Pareciera no haber salida, no hay solución, pero es en ese momento cuando nuestro antihéroe le dice que nunca hay decir nunca, no hay que darse por vencido. Un mensaje muy positivo, muy optimista para aquellos años en los cuales solo el más rico sobrevivía. Una postura que muchos deberíamos tomar en los momentos en los cuales decimos que “está mala la cosa”. Nosotros no hemos tenido ni gran guerra ni gran depresión. Por ello, deberíamos tomar el ejemplo de estos dos personajes que sin importar las adversidades sólo miran el futuro, dejando atrás los dramas del pasado.
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